Una de los hechos que más inquieta al usuario o posible comprador de un vehículo eléctrico es saber dónde cargará su vehículo, cuándo lo tiene que hacer o cual será el coste de la recarga.
El patrón de recarga de un vehículo eléctrico es bastante diferente del patrón de repostaje de un vehículo de combustión. Este último tiene una amplia red de estaciones de servicio, que a su vez suele tener numerosos surtidores a disposición del usuario y además el tiempo de repostaje es extremadamente rápido.
A diferencia del vehículo de combustión, la red de recarga eléctrica es mucho más limitada en número de estaciones, número de puntos dentro de cada estación y el tiempo de recarga puede superar en 10 veces el tiempo medio de repostaje de un vehículo tradicional. Para contrarrestar este hándicap de la dificultad de recarga, lo más conveniente es tener un punto de recarga propio en nuestro domicilio mediante el cual mantendremos siempre al día el nivel de carga de nuestra batería, aprovechando los periodos de inmovilización del coche, normalmente nocturnos que, además, son los de menor consumo en el hogar y donde más barato es el coste de la energía.
El 95% de las recargas que se hacen en un vehículo eléctrico son domesticas mientras el vehículo está inmovilizado por la noche. Teniendo en cuenta un coste medio del KW de 7 céntimos de € con una tarifa nocturna, recargar el 100% de la batería de un Lexus UX 300e costaría tan solo 3,78€, lo que quiere decir que el coste por cada 100Km recorridos es de tan solo 1,2€.
El coste de la recarga rápida, normalmente en estaciones de servicio que podemos encontrar en los grandes corredores, es muy superior a la recarga domestica pudiendo ser de hasta 10 veces el coste de esta. Es por ello importante planificar el uso semanal que vamos a hacer del vehículo para minimizar los costes de recarga sin que esto afecte al perfecto uso diario del vehículo.



